En la frondosa selva de Papúa, en Nueva Guinea Occidental, alejados de la costa y al sur del eje montañoso que divide la isla, viven diferentes pueblos que han permanecido ocultos al mundo exterior hasta hace unas décadas. Entre ellos destaca el pueblo Korowai con sus espectaculares construcciones en lo alto de los árboles.
El pueblo Korowai se asienta en comunidades que no sobrepasan las cinco casas, en las que conviven grupos formados por hasta 15 personas. La vivienda típica de la familia se eleva de 8 a 12 metros sobre el nivel del suelo. Sin embargo, en ciertas áreas, algunas de las casas llegan a alturas de 50 metros. Estas casas en los árboles protegen a las familias de enjambres de mosquitos, de animales depredadores, de tribus vecinas con las que están en conflicto y de las importantes inundaciones en los periodos de lluvia. Su posicionamiento en altura les permite realizar fuego sin que la frondosidad de la selva retenga demasiado el humo, además disponen de una trampilla para que el fuego caiga al suelo, limpio de vegetación, sin riesgo así de propagación.
Para la construcción de la casa, se selecciona un árbol de Baiano con un tronco robusto que actuará de eje, se limpia la copa del árbol de la que se aprovecharán las ramas para realizar el entramado del suelo, para el resto se servirán de las palmeras de sagú, cuyas hojas y ramas formarán la cubierta, otras ramas serán las paredes y la corteza de la palmera recubrirá en el interior tanto techo como cerramiento. La escalera de acceso puede ser desde un simple tronco de árbol seco con pequeñas muescas a una más elaborada a base de ramas que conforman peldaños. La construcción de la casa, en la que participan todos los vecinos, se convierte en un ritual que consagra un nuevo hogar y que pueden llegar a realizar en tan solo un día.
El pueblo Korowai, desde la llegada de misioneros cristianos e investigadores lingüistas, ha ido abandonando paulatinamente prácticas como el canibalismo y creencias en brujería y santería, pero ha conservado siempre sus costumbres y cuentan con una rica y amplia tradición que los hace ser un pueblo extraordinario.